Judaísmo

judía se remonta a las viejas tradiciones bíblicas. Cuando el arca de Noé encalló en el monte Ararat, los hijos de Noé (Sem, Cam y Jafet) originaron, respectivamente los semitas del Próximo Oriente, los camitas de África y los jafetitas del resto del mundo. Abraham, padre de los judíos, al recibir del dios Yahvéh la orden de asentarse en la tierra de Canaán, se puso en camino inmediatamente, partiendo de su patria, Ur de los caldeos (Mesopotamia). Abraham, su hijo Isaac y su nieto Jacob fueron pastores nómadas. Sus descendientes se vieron empujados por el hambre a la tierra de Gesén, en el delta del Nilo. Pero el faraón de Egipto, viendo que aumentaban imparablemtente y se hacían poderosos, los redujo a la esclavitud. Con Moisés ungido como líder y legislador, el pueblo elegido por Yahvéh se dirigió hacia Canaán, la tierra prometida. La dramática marcha desde Egipto, a través del mar Rojo, y la peregrinación de 40 años por el desierto son hitos importantes en la historia del pueblo israelita, aunque las investigaciones arqueológicas parecen desmentir tales hechos (véanse los trabajos de Israel Finkelstein). Los judíos, una vez conquistada la ciudad de Jericó, se establecieron en la zona agrícola de Canaán, tierra que en la Biblia dice que «manaba la leche y la miel». Una vez establecidos en Israel, la tierra fue dividida entre las doce tribus: Aser, Neftalí, Manasés, Zabulón, Isacar, Gad, Efraín, Dan, Benjamín, Rubén, Judá (de la estirpe que habría de nacer Jesús de Nazaret (que según el cristianismo fue el mesías) y Simeón. Con el tiempo se pasó de una teocracia a una forma de gobierno monárquica, siendo los reyes más famosos de la época Saúl, David y su hijo Salomón. El reino de Israel prosperó durante varios siglos hasta que en el año 586 antes de Cristo fue conquistado por los babilonios, comandados por Nabucodonosor. En ese año se destruyó el primer templo. Muchos de los judíos fueron desterrados de Israel y fueron llevados como esclavos a Babilonia (actual Irak), donde la comunidad floreció y se empezó a desparramar por Medio Oriente. La comunidad judía de Israel fue dominada por varios antiguos imperios. Los babilonios fueron seguidos de los asirios y luego por los griegos. Es en esta época que estalla una revolución (135 adC) encabezada por Judas el Macabeo ("martillo", hasmoneo) que logra colocar a Israel nuevamente bajo dominio judío. Israel es luego reconquistado por los griegos, que a su vez lo pierden a manos de los romanos. Es en el año 70 que estalla una nueva revolución y es destruido el Segundo Templo. Muchos habitantes judíos son vendidos como esclavos y son esparcidos por los confines del Imperio Romano. La historia de Masada demuestra el arrojo de los soldados judíos de la época. En 1492 fueron expulsados de los reinos de Castilla y Aragón mediante el edicto de granada. No existió otro estado judío en Israel hasta 1948, cuando fue declarada finalmente su independencia.

Desde Abraham y Moisés hasta los primeros tiempos del cristianismo, una serie de acontecimientos influyeron profundamente en la evolución del judaísmo. En este período de tiempo surgieron unos hombres providenciales, escogidos por Dios, que guiaban y orientaban al pueblo de Israel en su reflexión religiosa. Predicaban la conversión de corazón y, en las adversidades, ayudaban al pueblo a mantener el espíritu religioso. Eran los profetas que preparaban la venida del Mesías, el Hijo de Dios. Esta etapa de la historia del pueblo de Israel se conoce como Historia de la Salvación y es compartida por el cristianismo. En el año 70 de nuestra era, los romanos, que dominaban Israel, destruyeron su Templo y los judíos, sin tierra, sin patria y sin Templo, se dispersaron por todo el mundo conocido. En ese momento adquiere una gran importancia el judaísmo rabínico, centrado en la figura del rabino, maestro de la Ley y responsable de la sinagoga, su centro aglutinador. El judaísmo y el cristianismo se separaron definitivamente a los pocos años del nacimiento del cristianismo. En los siglos X y XI, los judíos colaboraron en el desarrollo cultural tanto del mundo musulmán como del cristiano. Nuestra cultura da testimonio de ello. Pero la intolerancia, las expulsiones de judíos de muchos países y, ya en el siglo XX, el exterminio de seis millones de judíos durante la Segunda Guerra Mundial han marcado profundamente su historia. Actualmente, el pueblo judío intenta reagruparse en el actual Estado de Israel, aunque ello lleva consigo fuertes tensiones con el mundo árabe.

Los orígenes de los judíos son antiquísimos y algo brumosos, indefinidos. La Biblia registra el arranque en la Alianza de Dios con el caldeo Abraham posiblemente 1700 a J.C. en Mesopotamia, alrededor de Ur. Ur era una de las ciudades caldeas de mayor civilización y donde existía una religión altamente desarrollada mezcla de creencias sumerias y babilónicas. Abraham aceptó la mayoría de creencias, rituales y mitos de sus antepasados, pero no aceptó la creencia en el politeísmo ni las imágenes idolátricas que veneraban. La reacción de Abraham fue una clara rebelión contra la idolatría y como consecuencia eso le condujo a la idea de que no podía haber muchos dioses, sino exclusivamente UNO -creador y gobernante de todo lo que existe en el cielo y en la tierra-. Lo que no sabremos nunca es el por qué Abraham se rebeló contra la idolatría, sus razones. Simplemente constatamos en hecho. Dios hizo un pacto con Abraham: "Dijo Yahvé a Abraham: Sal de tu tierra, deja tu parentela y la casa de tu padre y ve hacia la tierra que yo te indicaré. Haré de ti un gran pueblo". Dios le prometió a los descendientes de Abraham "toda la tierra de Canaán en eterna posesión; y yo seré su Dios". Este pacto se suscribió con el antiguo rito de la circuncisión, que ha sido cumplido por los descendientes de Abraham hasta nuestros días actuales. Los adeptos al judaísmo todavía se identifican a sí mismos como "los hijos del pacto" (en hebreo: B'nai B'rith) y en sus oraciones se refieren a Abraham como "Padre Abraham" reconociéndolo como el primer hombre que abrazó la existencia de Un Dios. Según las creencias judías, Dios creó el mundo hace unos seis mil años y lo pobló de personas que a lo largo de la historia se han multiplicado hasta habitar todos los confines de la tierra. Con el tiempo muchos de los descendientes de Adán se apartaron de Dios y en numerosas ocasiones éste tuvo que enviar a profetas para advertir a su pueblo que volvieran a sus enseñanzas. Y cuando los profetas no eran escuchados, Dios enviaba serafines, querubines y otros tipos de ángeles para ejecutar los castigos a los que los idólatras y herejes se hacían acreedores. Durante siglos sólo unos pocos de los descendientes de Adán fueron fieles a Dios y éste hizo un pacto con ellos, entregarles una tierra en la que vivirían por siempre libres de toda opresión e injusticia. La promesa se hizo realidad con Moisés que sacó a los judíos de Egipto, donde eran esclavos, y los llevó a las mismas puertas de Canaán para que la habitaran para siempre. Los judíos se enfrentaron en diversas luchas con los pueblos vecinos que deseaban su tierra pero con la ayuda de Dios consiguieron mantener su reino libre de la tiranía de otras naciones. Sin embargo el pueblo judío era sumamente díscolo en ocasiones y caía de vez en cuando en la idolatría, es por eso que Dios tenía que castigarlos, a veces muy duramente, para que volvieran a sus creencias originales. En varias ocasiones Judea fue arrasada, conquistada y sus habitantes esclavizados y deportados como castigo por su infidelidad, y aunque Dios siempre volvía a llevarles de regreso a su tierra, nunca volvieron a gozar de la libertad que sólo disfrutaron apenas un siglo en tiempos de David y Salomón. El castigo definitivo acaeció en el año 70dC cuando los romanos destruyeron por completo el reino de Judea. Durante casi dos milenios los judíos fueron proscritos, extranjeros allá donde viviesen, siempre perseguidos y odiados por los cristianos quienes les acusaban de la muerte de Jesucristo. Tras siglos de persecuciones, éstas llegaron a su máximo exponente en tiempos de Hitler (en la foto), quien los persiguió hasta el punto de exterminar a millones de ellos en un holocausto que removió las conciencias de toda la humanidad.

El principal libro que tiene el judaísmo es la Torá, compuesta por los cinco primeros libros de la Biblia, los libros de los profetas, los Escritos Sapienciales, la Mishná y el Talmud, que es una interpretación de la Ley por rabinos y escribas antiguos. Para el judaísmo, el estudio de la Torá, que es la voluntad revelada de Dios, es considerado como un acto de adoración. Todos los días durante los servicios religiosos de las mañanas, se recitan pasajes de las Escrituras, la Mishná y el Talmud. Los lunes y los jueves por la mañana, se saca de un arca, que está en la parte frontal de la sinagoga, un rollo que contiene la Torá, escrito a mano. Luego se procede a su lectura cantada frente a la congregación de los fieles. La lectura litúrgica de la Torá más importante es la que se realiza durante el shabat y en las mañanas de otras festividades. A lo largo del año, durante los sábados, se terminará leyendo toda la Torá. El ciclo anual comienza nuevamente cada otoño, con una celebración llamada Simjat Torá (`regocijaos con la ley'), que concluye al final de la fiesta del Sukot. La lectura que se realiza de la Torá durante las fiestas versa sobre distintos temas y observancias, dependiendo del día que se realice. La lectura de la Torá durante los sábados y las fiestas es acompañada de la lectura de escritos de los profetas relacionados con los mismos temas (Haftará, que significa conclusión). Por eso, la lectura en público de las Escrituras es una parte fundamental del culto religioso en la sinagoga. De hecho, en un principio, ésta parece haber sido la función más importante de la sinagoga como institución religiosa. Talmud(en hebreo posbíblico, `instrucción'), cuerpo de ley civil y religiosa del judaísmo, que incluye comentarios sobre la Torá o Pentateuco. El Talmud consta de un código de leyes, denominado Mishná, y de un comentario sobre éste, llamado Guemará. El material del Talmud relativo a las decisiones de los sabios acerca de las cuestiones legales en disputa se conoce como Halajá; las leyendas, anécdotas y refranes del Talmud, que se utilizan para ilustrar la ley tradicional, reciben el nombre de Hagadá. Existen dos compilaciones del Talmud: el Talmud palestinense (a veces llamado Talmud de Jerusalén) y el Talmud babilónico. Ambas contienen la misma Mishná, pero cada una tiene su propia Guemará. El Talmud babilónico se convirtió en el predominante porque las academias rabínicas de Babilonia sobrevivieron a las de Palestina durante varios siglos. El propio Talmud, las obras de la erudición talmúdica y los comentarios referidos a él, constituyen las mayores aportaciones a la literatura rabínica en la historia del judaísmo. Una de las obras más importantes es el Mishné Torá (Repetición de la Ley, 1170-1180), escrito por el rabino, filósofo y médico hispanojudío Maimónides; se trata de un resumen de toda la literatura legal rabínica existente. Los comentarios más conocidos son los realizados sobre el Talmud babilónico por el rabino francés Rashi, y por una serie de estudiosos conocidos como tosafistas entre los que se contaban algunos de los nietos de Rashi. Mishná, primera parte del Talmud, una codificación de la ley oral del Antiguo Testamento y de las leyes políticas y civiles de los judíos. Fue compilada y editada por el rabí Yehudá (c. 135-220), conocido como ha-Kadosh (en hebreo, `el Santo') o ha-Nasí (`el Príncipe' o `el Patriarca'), aunque por lo general los judíos devotos lo denominan Rabí. Fue patriarca de los judíos palestinos y nieto de Gamaliel de Yavné. En su versión final, la Mishná representa varios siglos de evolución. Entre las diversas compilaciones precedentes, la más antigua fue la de los discípulos de Shammai y de Hil.lel, un antepasado de Rabí Yehudá. La Mishná está escrita en hebreo, aunque contiene gran número de palabras en arameo y en griego. Se divide en seis órdenes, cada una de ellas subdividida en tratados y capítulos. La Mishná presenta sólo una codificación de las leyes; va seguida de la Guemará, la segunda parte del Talmud, que incluye un elaborado comentario de la Mishná. Guemará (arameo, `finalización', `perfeccionamiento'), en el judaísmo, cualquiera de los comentarios contenidos en las dos versiones del Talmud, el babilónico y el palestinense. La Guemará correspondiente al Talmud babilónico está escrita en arameo oriental, y la del Talmud palestinense en arameo occidental. La Guemará incluye discusiones, explicaciones y ampliaciones de la Mishná, la doctrina tradicional del judaísmo desarrollada a partir de los dictámenes rabínicos durante los primeros siglos de la era cristiana. De los dos comentarios, la Guemará del Talmud babilónico del siglo III al VI es la más amplia y elaborada. El Halajá (en hebreo, `camino' o `estilo'), en el judaísmo, el cuerpo de la ley tradicional, basado en la interpretación y suplementos rabínicos de la ley escrita contenida en el Pentateuco, la Ley de Moisés. Transmitidas de forma oral por las más altas autoridades rabínicas, estas leyes complementarias fueron compuestas por primera vez en el Talmud, durante los primeros cinco siglos de la era cristiana, y en el Midras o exégesis de las escrituras. La Halajá es, en sentido estricto, el contenido legal de estas obras, los ejemplos y ampliaciones de los principios éticos, políticos y religiosos implicados en las leyes establecidas en la Hagadá: tras completarse el Talmud, la Halajá siguió desarrollándose, ya que las autoridades rabínicas se veían obligadas a aplicarla a nuevas situaciones. También continuó evolucionando en forma de compilaciones, comentarios y literatura mística y moral. Hagadá (en hebreo, haggadah, de higgidh, `relatar'), en el judaísmo, el cuerpo de la erudición rabínica no jurídica, que incluye leyendas, anécdotas y parábolas que sirven para ilustrar los principios religiosos y éticos de la ley tradicional compilados en el Talmud y el Midras durante los primeros siglos de la era cristiana. La Hagadá es un complemento de la Halajá, o secciones legales de la literatura rabínica. Aunque el Talmud contiene numerosos pasajes hagádicos, el grueso de la Hagadá se conformó en compilaciones separadas conocidas como Midrashim, es decir, interpretaciones homiléticas del Antiguo Testamento. En su mayor parte, los antiguos Midrashim reflejan más la Halajá que la Hagadá. El mayor de los Midrashim hagádicos es el Midras Rabbá, o Gran Midras, una interpretación versículo a versículo de todo el Pentateuco y también lo que en la Biblia hebrea se denominan meguilot (`rollos'), es decir, los libros de Ester, Rut, Lamentaciones, Eclesiastés y Cantar de los Cantares que se leen en las diversas festividades judías. La Hagadá es la principal fuente de conocimiento del antiguo judaísmo rabínico. El término Hagadá sirve también para designar el libro de oraciones que se utiliza en el Séder (o cena ritual de la Pascua judía). Este libro, además de numerosos salmos, reproduce extractos de la Hagadá tradicional elegidos por su especial relevancia para celebrar dicho festejo.

El judío es un erudito, desde pequeño se le ha enseñado a estudiar la Toráh, está mucho más acostumbrado que los miembros de otras culturas al estudio, la oratoria, la argumentación, y aventaja a muchos de ellos en el ejercicio de profesiones de carácter científico. Los judíos no creen en la predestinación, Dios ha creado al hombre libre de elegir su propio destino. Así, el hombre es la única criatura del universo que goza del libre albedrío, ya que puede elegir sin ningún tipo de coacción seguir el camino de Dios y la vida o del pecado y la muerte. La base del judaísmo es una creencia, un artículo de fe, sobre la cual descansa toda la edificación ética y doctrinal de Israel. Es la Shemah (el Nombre): "Oye Israel, Yahvé es nuestro Dios, ¡Yahvé es uno!"

La observancia y el estudio de la ley son elementos esenciales del judaísmo. La Ley para los judíos, no es una obligación impuesta por Dios a su pueblo, es un estilo de vida que Dios propone y que ellos aceptan como respuesta al amor de Dios. La aceptación de la Ley se concreta en: Obedecer la voluntad de Dios expresada en los preceptos de la Ley, Estudiarla con diligencia y esforzarse en su estricto cumplimiento.. Torá (en hebreo torah, `ley' o `doctrina'), en el judaísmo, el Pentateuco, en particular cuando se presenta en forma de rollo de pergamino y se lee en la sinagoga. La Torá escrita, que consta de los cinco libros de Moisés (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio) es la piedra fundamental de la religión y de la ley judías. De acuerdo con la tradición oral o Mishná, Dios hizo entrega de la Torá a Moisés en el monte Sinaí. A su vez, Moisés la cedió a Josué, quien, a través de los profetas, la entregó a la Gran Asamblea. Según la tradición judía, parte fundamental del culto en la sinagoga lo constituye la lectura de la Torá. Pero ésta no significa un acto del intelecto, sino que es el medio de comunicación con el Creador. Esta comunicación discurre por el estudio minucioso de los Libros de la Ley, porque todo su contenido, cada uno de sus caracteres, encierra algún sentido. El estudio es también el único camino para que el individuo sea capaz de leer la Torá, ya que carece de señales indicativas de la entonación y puntuación correctas. La lectura de la Torá es un ejercicio permanente, que el creyente debe realizar como mínimo cuatro veces por semana: dos veces el sábado (al amanecer y al atardecer) y por las mañanas de los lunes y jueves. Otras fechas señaladas son el Yom Kipur, los días de ayuno y las festividades de Januká y Purim. El término Torá también puede incluir las compilaciones y comentarios a la ley oral contenidos en el Talmud y en la Mishná, y en ocasiones se amplía para hacer referencia al Midras y a otros comentarios de la ley. Por último, las leyes relacionadas con la alimentación de los judíos están también vinculadas al culto del Templo. Hacen una analogía entre la mesa de la casa de cada persona y la mesa del Señor. Los judíos no comen la carne de ciertos animales considerados impuros. Dentro de esta categoría están los cerdos y los peces que no tienen aletas o escamas. Los animales comestibles, aquellos con pezuñas hendidas y rumiantes, deben ser sacrificados de forma apropiada (limpio o puro), y se les debe sacar toda la sangre antes de ser ingeridos. No se puede tomar simultáneamente carne y leche.

Dentro del año judío existen cinco grandes fiestas(Pésaj, Shavuot, Sukot, Rosh-Ha-Shaná y Yom Kipur) y dos de menor importancia (Jánuca y Purim).

La historia del judaísmo ha tenido como signo de identidad su templo, el templo de Jerusalén. El primer Templo de Jerusalén fue construido en el año 833 a. C., y destruido en el 423 a. C. Bajo un gobierno persa en la tierra de Israel se construyó el segundo Templo, en el año 353 a. C. El rey Antioco IV lanzó un decreto en contra de los judíos y realizó una profanación del Templo. Este templo, el de Herodes, el segundo, fue demolido en el año 68 d. C., año en el que comenzó el exilio del pueblo judío, obligado por los romanos. Actualmente sólo permanece el muro de las Lamentaciones. El tercer templo En Ezequiel, antiguo testamento, aparece el diseño de un Templo que será erigido a perpetuidad en la Era mesiánica. El diseño del Templo profetizado por Iejezkel/Ezequiel comienza en el capítulo 40 y continúa incluso hasta que leemos: "Entonces el Espíritu me levantó y me introdujo al atrio interior. Y he aquí que la gloria del Eterno llenó el templo. Entonces oí a alguien que me hablaba desde el templo, mientras un hombre estaba de pie junto a mí. Y me dijo: ''Oh persona, éste es el lugar de Mi trono, el lugar de las plantas de Mis pies, en el cual habitaré en medio de los Hijos de Israel para siempre..." Ezequiel dice que ese será el lugar para encontrarse con el Eterno en medio de los judíos para siempre. Sabemos que el segundo Templo fue destruido por Roma en el 70 EC, entonces resulta que ese Templo no fue "para siempre". Por lo tanto, aún estamos esperando a que el Templo de la visión de Iejezkel se erija en Ierushalaim, y permanezca a perpetuidad como lazo físico entre dios e Israel. La Sinagoga: La Sinagoga es el lugar de encuentro donde los judíos practican sus expresiones de fe, en el que se reúnen para orar y oír la doctrina de Moisés. Los orígenes de las sinagogas son oscuros. La más antigua la podemos observar en una inscripción egipcia del siglo III a.C La arquitectura de la sinagoga nunca ha reflejado un único modelo, pero los siguientes elementos nunca suelen faltar:
  • El rca que acoge los rollos de la escritura de la Torá orientados hacia Jerusalén.
  • La luz que emana del arca
  • La gran mesa en una plataforma elevada
  • Un pequeño atril de lectura desde donde reza el rabino
  • Alientos para la congregación
Por tradición hombres y mujeres se colocan en secciones separadas.

El rasgo principal de la fe judía es la creencia en un Dios omnisciente, omnipotente y providente, Yahve, que habría creado el universo y elegido al pueblo judío para revelarle la ley contenida en los Diez Mandamientos y las prescripciones rituales de los libros tercero y cuarto de la Torá, el Pentateuco de los cristianos. Consecuentemente, las normas derivadas de tales textos y de la tradición oral constituyen la guía de vida de los judíos, aunque la observancia de las mismas varía mucho de unos grupos a otros.

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