Marcionismo

Sostiene la existencia de dos espíritus, uno bueno y otro malo, y que atribuyó a este último la creación del mundo; niega además el nacimiento humano de Cristo.

Marción, obispo del Asia Menor en cuyo pensamiento se basa esta doctrina, expuso en su Antítesis, que hay gran diferencia en el Dios del Antiguo y del Nuevo Testamento; es decir, del "dios justo" del Antiguo Testamento, al "dios bueno" neotestamentario, siendo éste, según Marción, de un rango superior. La Iglesia Católica condenó el marcionismo como herejía.

Marción, líder cristiano en el Ponto (Asia Menor), excomulgado alrededor del año 144 d.C., organizó a sus partidarios en una especie de iglesia o movimiento enfrentando al cristianismo ortodoxo.

El primer aspecto relevante es que Marción distingue y separa como cosas totalmente diferentes al Dios Creador del Antiguo Testamento, Yahvé, del Dios verdadero, Padre, capaz de encarnar a un hijo hombre, Cristo conforme al Nuevo Testamento y concluye que ambas religiones son paralelas y que tienen por única conexión a la geografía.

Resulta obvio ahora que esto es una herejía, pues consiste en una nueva interpretación de los hechos aceptados por los cristianos, de tal manera revolucionaria que aísla al cristianismo de su raíz judía, universalmente aceptada en esa época y aún ahora.

El primer paso en la lógica de Marción, fue desterrar del cristianismo al Antiguo Testamento y de inmediato agregar que el Mesías al que se refiere el Antiguo Testamento no es Cristo, que aún no se ha cumplido esa profecía y que cuando ocurra, si legara a ocurrir, el Mesías del Antiguo Testamento se llamará Emmanuel y no Jesús.

Emmanuel, el Mesías judío estaría destinado de manera exclusiva al pueblo judío y sólo tendría prosélitos entre estos, los descendientes de David, además contra él se levantarán los pueblos y los imperios y él responderá bélicamente, insiste Marción: este Mesías no ha llegado ni se ha cumplido esa profecía con Cristo, ni en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento.

En este punto Marción dice que sólo Pablo logró entender a Cristo, razón por la cual tuvo profundas diferencias con Pedro quien no comprendió las enseñanzas de Cristo y junto con los demás apóstoles trató de conservar el cristianismo como una secta judaica, cosa que finalmente debe ser resuelta separando con nitidez y de manera definitiva ambas religiones, ambos testamentos, ambos dioses, para lo cual revisa minuciosamente y acepta como verdaderas a diez cartas de Pablo y al Evangelio según San Lucas en la parte conectada y congruente con las cartas de Pablo.

De esta manera Marción es el primer cristiano que establece un canón preciso, una estricta delimitación del Nuevo Testamento aceptado y verdadero, lo cual constituye un poderoso instrumento religioso en esa época y a la postre obliga a la Iglesia Católica a seguir por ese mismo camino y a formular el Nuevo Testamento que duraría sin modificaciones hasta la Reforma Protestante.

Posteriormente escribió la “Antitésis” que es un análisis de las contradicciones entre el cristianismo, el Dios Padre del Nuevo Testamento y el judaísmo y el Dios Creador del Antiguo Testamento.

El marcionismo se extinguió en el siglo V

Un discípulo de Marción, Apeles, dio un nuevo impulso a sus doctrinas, pero modificándolas en algunos aspectos.

Se desconoce

A pesar de que no existe ninguna duda de que Marción escribió al menos dos obras muy importantes, “Los Evangelios” y “Antitesis” ambas se han perdido, sin embargo gracias a Tertuliano, su más devoto impugnador es posible reconstruir las enseñanzas de Marción.

Su fe se basaba en que había dos dioses, uno Bueno y otro cruel y afirmaban que Jesús no nació de la carne (conceptos Dóketos).

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Mandeísmo

La cosmovision de los Mandeos se basa en un dualismo gnóstico, que divide el mundo en dos niveles: los hombres viven en la parte de mundo dominado por la oscuridad pero dejan esta parte de mundo con la muerte.
Después de la muerte cada anima pasa por varias "estaciones" hasta encontrar la redención en el reino de la luz. Los Mandeos creen en un mensajero che conducirá las animas del mundo de la oscuridad hacia el reino de la luz y de esta manera dará comienzo al fin del mundo. Cuando el mensajero habrá terminado su tarea sólo existirá el reino de la luz y la época de los sufrimientos terminará.

Al-Hakeem

Los mitos del mandeismo apenas permiten una exposición sistemática, porque los hilos particulares de la tradición se entremezclan frecuentemente de manera desordenada y se unen a veces en forma contradictoria, de suerte que aquí sólo podemos indicar algunas líneas directrices del mito mandeo. Al reino de la luz con su soberano, llamado la gran vida, el gran Mänä (recipiente, alma), etc., y con sus seres luminosos (Uhtras), se opone indeductiblemente el mundo de las tinieblas (agua negra o turbia), que está dominado por demonios como Ur y Krun y por el supremo demonio femenino Rühä.

El movimiento de apostasía o decadencia del reino de la luz comienza con las emanaciones — «segunda vida» (Jósamin) — y se prosigue, pasando por la «tercera vida» (Abathur = «hombre de la balanza», juez de las almas), hasta el «hijo» de éste, creador del mundo (Ptahil), el cual, sin aprobación de la divinidad suprema, crea la tierra (Tibil) a base del agua negra. Rúhá y Ur engendran los doce signos del zodfaco y los siete planetas, los cuales por su parte (juntamente con Ptahil) crean el cuerpo de Adán. El alma, que procede del reino de la luz (Adakas-Ziwä: Adán oculto del resplandor), es encerrada en el cuerpo humano.

Figuras de redentores y mensajeros (comprendidas en la denominación «hombre extraño»); particularmente Mandil d'Haijé («gnosis de la vida») y Hibil-Ziwa («Abel del resplandor»), así como Sitil (Seth) y Anos-Uthtra (Enof), revelan a los hombres la gnosis salvadora y los ritos necesarios para la salvación.
Rúhá, en cambio, y sus poderes están empeñados en enredar al género humano en el error y la ignorancia; así ellos hacen también que nazcan las falsas religiones (judaísmo, zoroastrismo, cristianismo — Jesús pasa por falso profeta — e islam), las cuales persiguen a la comunidad mandea. Pero si alguien acepta la gnosis, observa los rigurosos preceptos de la ética mandea y ejecuta los ritos prescritos, su alma sube después de la muerte a través de las «casas de vigilancia» de los demonios planetarios, llega al juez de las almas, Abathur, que pesa sus acciones, y vuelve al reino originario de la luz. Pero la mayor parte de las afirmaciones sobre la escatología son oscuras.

En todo caso, llegará un día el «fin del mundo» (y de los mundos), y el juicio final («el gran día del fin») caerá sobre los poderes demoníacos y sobre aquellas almas que no hayan podido purificarse hasta entonces en los purgatorios de las esferas planetarias. Pero los seres luminosos caídos (Jófamin, Abathur y Ptahil) serán rehabilitados y volverán al reino de la luz.

Una general uniformidad interna de la religión mandea se da en el terreno del culto, que forma la base de la vida religiosa de los mandeos. Los dos ritos fundamentales del m. son: 1.0, la masbútti (bautismo) en agua corriente (Jordán), que es necesaria para la salvación y se repite constantemente; además hay también lustraciones ordinarias. 2°, la ceremonia de la ascensión del alma (Massigtä = ascensión). Ambos ritos van unidos con una comida de pan y agua.

La ética mandea se distingue de la ética de las restantes comunidades gnósticas por su orientación positiva ante la vida, la cual evidentemente se debe al origen judío del mandeísmo. Así el m. tiene incluso un mandato que obliga al matrimonio.

Constituyen una población de 60.000 personas en todo el mundo, de los cuales 30.000 en Irak, 10.000 en Irán, más la comunidad de la diáspora en Europa, América y Australia.

En la entrada de los templos, estaba situada una pila con agua bendecida por los sacerdotes en la cual se mojaba la mano y luego la frente para entrar purificados.

Los escritos principales de los mandeos son:

  • a) Ginzii ( = El tesoro; ed. H. Petermann, 2 t. [B 1867]; tr. al. de M. Lidzbarski [Gö -L 1925]);
  • b) El libro de Juan (ed. y tr. al. de M. Lidzbarski, 2 t. [Gie 1908-15]); c) Qolastä ( = selección; oraciones e himnos para el bautismo y la ceremonia de la ascensión del alma; ed. y tr. al. de M. Lidzbarski [B 1920] y de E.S. Drower [Lei 1959]).
  • Escritos importantes han sido publicados por Lady E.S. Drower: Diwan Abatur (Cittá del Vaticano 1950), The Haran Gawaita and the Baptism of Hibil-Ziwa (ibid. 1953), The Thousand and Twelve Questions (B 1960), The Coronation of the Great Niflam (Lei 1962), A Pair of Nasoraean Commentaries (Lei 1963).
  • Los escritos mágicos procedentes de Mesopotamia son importantes por su gran antigüedad (textos en superficies de arcilla, siglo ed. de H. Pognon [P 1898-99]; tablas de plomo, siglo iv, ed. de M. Lidzbarski [P 1909]). Los escritos a-c fueron compuestos en los siglos VII-VIII a base de textos en parte mucho más antiguos.

Los fundamentos importantes de la religión mandea son la oración, el ayuno y el acudir a otros. El Mandeismo no es una religión misionera así que no hay ninguna ley que prohíbe la conversión a otra religión o que impida (o al contrario imponga) a los creyentes de otras religiones la conversión al Mandeismo. De todas maneras, un creyente mandeo pierde su pertenencia a la comunidad religiosa por matrimonio o matrimonio obligado, o sea, por conversión obligada.

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Dualismos

El dualismo es la existencia de dos realidades irreductibles que pueden dar la razón de todas las cosas. Descartes presenta el dualismo en los conceptos: ideas / realidad, físico / moral, razón / sentimiento, sujeto / objeto. Posee un aspecto ético que descansa en el reconocimiento de los principios independientes y opuestos del bien y el mal.

San Agustín año 373 al 382

Considera la substancia material y espiritual como principios iguales

En los Países Bajos y después en Francia.

Su lugar de reunión es llamado "templo" y esta adornado con dos columnas que llevan los nombres de las columnas del templo del Rey Salomón.

Sus doctrinas y predicación están recogidas en los libros llamados Awesta, Avesta o Zend Avesta, posteriores a Z. (aproximadamente del s. Iv a. C. los escritos más antiguos)

La inteligencia y la materia son ineficaces por sí mismas para afectar una a la otra, y que cualquier acción recíproca entre las dos está provocada por Dios, quien, con ocasión de un cambio en una, produce el correspondiente cambio en la otra. Otros seguidores de Descartes abandonaron el dualismo por el monismo.

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Mitraísmo

En el maniqueísmo se encuentran elementos mezclados de ritos, organización, teología y metafísica de esas y otras religiones.

Los maniqueos se caracterizan por enseñar acerca de dos raíces o principios básicos: la luz y las tinieblas. El reino de la Luz se vio invadido por Satanás, procedente de la región de las Tinieblas. El Hombre primordial, engendrado por el dios de la Luz, fue vencido y el Eterno tuvo que rescatarlo por intermedio de un Enviado. Por otra parte, la especie humana es descendiente de Adán, supuestamente engendrado por Satanás, y por Eva, la sensualidad seductora encarnada.

Los Mensajeros de la Luz, como Noé, Abraham, Zoroastro, Buda, Jesús (sobre la forma en que lo identifican los maniqueos existen serias dudas; pudiera ser que no se refieran al Jesús del primer siglo) y Manes (el mayor Enviado, el Paráclito o Consolador), han tratado de hacer más accesible a la humanidad el beneficio de la Luz y el sendero de la virtud.

Según los escritos de Plutarco, los piratas cilicianos practicaban esta religión ya en el año 67 antes de Cristo. Estos piratas provenían de la provincia de Cilicia, en el Asia Menor, y durante ese tiempo sus operaciones se habían extendido a todo el Mediterráneo. Como tal, la religión habría alcanzado su máximo apogeo en el siglo III, para luego decaer junto con el Imperio Romano, a fines del siglo IV.

La imagen central del mitraísmo es la tauroctonía, o Mitra Tauróctonos, que representa el sacrificio ritual por Mitra del toro sagrado. Franz Cumont, autor de un estudio clásico sobre la religión de Mitra, interpreta esta imagen a la luz de la mitología irania. Vincula la imagen con textos que se refieren al sacrificio de un toro por Ahriman, el dios del mal; de los sangrientos restos del toro nacerían después todos los seres.

Según la hipótesis de Cumont, Ahrimán sería después sustituido por Mitra en el relato mítico, y en esta forma habría llegado al Mediterráneo oriental.

Según su teoría, la imagen del Tauróctonos es la representación de Mitra como un dios tan poderoso que es capaz de transformar el orden mismo del Universo. El toro sería el símbolo de la constelación de Tauro.

En los comienzos de la astrología, en Mesopotamia, entre el 4000 y el 2000 adC, el Sol estaba en Tauro durante el equinoccio de primavera. Debido a la precesión de los equinoccios el Sol está en el equinoccio de primavera en una constelación diferente cada 2.160 años, aproximadamente, por lo que pasó a estar en Aries hacia el año 2000 adC, marcando el final de la era astrológica de Tauro.

El sacrificio del toro por Mitra simbolizaría este cambio, causado, según los creyentes, por la omnipotencia de su dios. Esto estaría en consonancia con los animales que figuran en las imágenes de Mitra Tauróctonos: el perro, la serpiente, el cuervo, el escorpión, el león, la copa y el toro se interpretan como las constelaciones de Canis Minor, Hydra, Corvus, Escorpio, Leo, Acuario y Tauro, todas ellas en el ecuador celeste durante la era de Tauro. La hipótesis explicaría también la profusión de imágenes zodiacales en la iconografía mitraica. La precesión de los equinoccios fue descubierta y estudiada por el astrónomo Hiparco de Nicea en el siglo II adC.

Otra interpretación considera que el sacrificio del toro representa la liberación de la energía de la Naturaleza. La serpiente, como en el símbolo del Ouroboros, sería una alusión al ciclo de la vida; el perro representaría a la Humanidad, alimentándose simbólicamente del sacrificio, y el escorpión podría ser el símbolo de la victoria de la muerte. Los dos compañeros de Mitra, que portan teas y se llaman Cautes y Cautópates representarían respectivamente la salida y la puesta del sol.

Para los fieles, el sacrificio del toro tenía sin duda un carácter salvífico, y la participación en los misterios garantizaba la inmortalidad.

En el periodo de máximo esplendor, se considera que el mayor número de templos mitraicos en Roma no era superior a cien, y que cada uno de ellos no tenía más que un centenar de fieles, por lo que el volumen de practicantes se reduciría a unos diez mil en la metrópoli, según Windengren. La importancia otorgada al mitraismo en el Imperio romano viene dada por su abierta competencia con el cristinanismo y su condición de religión militar fuertemente implantada en las legiones, más que por el número de adeptos.

Estos espacios eran en un principio cavernas naturales, y, más adelante, construcciones artificiales imitándolas, oscuras y carentes de ventanas. Tenían una capacidad limitada; la mayor parte de ellos no podían acoger a más de treinta o cuarenta personas.

En un mitreo típico pueden distinguirse tres partes:

  • La antecámara
  • El "spelaeum" o "spelunca" (la cueva), alargada sala rectangular decorada con pinturas y dos largas banquetas a lo largo cada una de las paredes para los banquetes sagrados.
  • El santuario, en el extremo de la cueva, en el que estaban el altar y la imagen -en pintura, bajorrelieve o estatua exenta- de Mitra dando muerte al toro, conocida como Mitra Tauróctonos.

    Se han encontrado mitreos en muchos de los países que pertenecieron al Imperio Romano. Algunos han sido convertidos en criptas bajo iglesias cristianas. La mayor concentración de mitreos se encuentra en la capital, Roma, pero también se han descubierto en lugares tan distantes entre sí como el norte de Inglaterra y Palestina. Su distribución por la geografía del Imperio está en relación con los cuarteles e instalaciones.

Dado el alto grado de ostracismo y misterio que rodeaba a esta doctrina, no existen documentos escritos que den cuenta de su existencia. La única información disponible hoy en día, son las elaboradas imágenes de sus templos.

En la mayoría de ellos, la imagen central está dada por la así llamada "tauroctonia", en la que su rey Midras aparece matando un toro. Estas escenas aparecen en los lugares más prominentes de todos los templos mitraicos, y resulta claro que en torno a este icono se encuentra la clave del secreto de esta religión.

El mitraísmo era parecido al cristianismo en muchos aspectos, por ejemplo en las ideas de humildad y amor fraternal, bautismo, rito de la comunión, utilización de agua bendita, adoración de los pastores en el nacimiento de Mitra, veneración de los domingos, considerar el 25 de diciembre (fecha del nacimiento de Mitra) como día santo, y la creencia en la inmortalidad del alma, el juicio final y la resurrección.

El mitraísmo difiere del cristianismo en la exclusión de las mujeres de sus ceremonias y en su disposición a transigir con el politeísmo. Sus numerosas similitudes, sin embargo, facilitaron la conversión de sus seguidores a la doctrina cristiana.

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